Isdin Fusion Water Magic Spf 50
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Publicado 20 de marzo de 2025 en Contenido de Interés, Contenido Médico, Cuidado Corporal por Coordinación Digital
Un queloide es una cicatriz que se extiende más allá de los límites de la herida original, como si la piel siguiera reparándose aunque el daño ya esté sanado. Las Cicatrices queloide ocurre debido a una producción excesiva de colágeno. Además de su apariencia, los queloides pueden causar picazón, incomodidad o dolor.
Las heridas no cicatrizan de la misma manera en todas las personas. Algunas son más propensas a desarrollar queloides, especialmente si tienen antecedentes familiares. Estos pueden aparecer después de cirugías, quemaduras, perforaciones o incluso acné. En esencia, es una reacción del cuerpo al proceso de curación de la piel.
Los queloides son cicatrices gruesas y elevadas, generalmente de un color rojizo o violáceo al principio. Con el tiempo, pueden oscurecerse. Son más comunes en el pecho, los hombros, la espalda y los lóbulos de las orejas. Además, pueden generar molestias al tacto o una sensación de tirantez en la piel.
Aunque los queloides son principalmente un problema dermatológico, en algunos casos pueden limitar el movimiento si aparecen en zonas con pliegues. Además, pueden afectar la autoestima si se localizan en áreas visibles.
No, los queloides no son malignos ni representan un riesgo de cáncer. Sin embargo, si notas cambios inusuales en la cicatriz, como crecimiento acelerado o dolor persistente, es recomendable consultar con un especialista.
Existen varias alternativas terapéuticas dependiendo del tamaño y ubicación del queloide. Las inyecciones de corticoides pueden reducir su tamaño y aliviar molestias como picazón o dolor, mientras que la crioterapia utiliza frío extremo para frenar su crecimiento. El tratamiento con láser mejora tanto la textura como el color de la cicatriz, y en algunos casos, la cirugía puede eliminarla, aunque con el riesgo de reaparición. Para minimizar este riesgo, se puede emplear radioterapia superficial tras la cirugía. Además, el uso de geles y parches de silicona contribuye a aplanar la cicatriz y mejorar su apariencia.
Los tratamientos no son igualmente efectivos para todos. Factores como el tipo de piel, el tamaño del queloide y su ubicación influyen en la respuesta al tratamiento. Por lo tanto, es fundamental una evaluación personalizada para elegir la mejor opción.
El tiempo necesario para notar una mejoría depende del tratamiento utilizado. Por ejemplo, las inyecciones de corticoides pueden mostrar resultados en pocas semanas, mientras que los parches de silicona requieren meses de uso constante. En general, la mayoría de los tratamientos necesitan varias sesiones para obtener buenos resultados
El tratamiento con láser puede causar molestias leves, pero generalmente es bien tolerado. Por lo general, se requieren varias sesiones para reducir el volumen y mejorar la apariencia del queloide. Además, el láser suele combinarse con otros tratamientos para potenciar su efectividad.
Aunque los efectos secundarios son poco comunes, pueden incluir afinamiento de la piel, cambios en la pigmentación o molestias en la zona tratada. Sin embargo, su uso es seguro cuando lo administra un especialista de manera controlada.
Es crucial evitar la tensión en la zona afectada y seguir las indicaciones médicas sobre las curaciones. En algunos casos, puede ser necesario complementar el tratamiento con radioterapia superficial o geles de silicona para prevenir la reaparición del queloide. También es importante proteger la cicatriz del sol.
No, los queloides no desaparecen por sí solos. Aunque pueden estabilizarse o cambiar de color con los años, sin tratamiento tienden a mantenerse o incluso a seguir creciendo
La combinación de terapias suele ser muy efectiva. A menudo, se emplean tratamientos como corticoides, láser y geles de silicona para obtener mejores resultados. Cada caso se evalúa individualmente para determinar la combinación más adecuada.
Sí, la exposición al sol sin protección, rascar la cicatriz o aplicar productos inadecuados pueden empeorar el queloide. Además, es fundamental evitar la tensión en la zona para garantizar la efectividad del tratamiento.
No siempre se pueden prevenir, pero existen medidas para reducir el riesgo. Por ejemplo, el uso de geles de silicona, evitar la exposición al sol y cuidar adecuadamente las heridas desde el inicio. Si alguien ha tenido queloides previamente, es recomendable consultar con un especialista antes de hacerse perforaciones, tatuajes o someterse a cirugías innecesarias.
La primera acción es consultar con un dermatólogo o cirujano plástico. Cada caso es único, y existen opciones para mejorar tanto la apariencia como el malestar que puedan causar. Lo importante es no dejarlo pasar. ¡Tu piel merece atención y cuidado!
Dra. María José Merlano Contreras
Residente de Dermatología Universidad de Cartagena
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